domingo, 22 de enero de 2012

Un reino sin letras ni lectura


Don José María, un empresario con mucho dinero, que gozaba de muy buena fama por su amabilidad y caballerosidad al tratar muy bien a las personas en su gran cadena de supermercados en la ciudad de San Pedro Sula, con una vida ya casi resuelta en lo económico, con un rostro cansado por el fragor de los años y el arduo trabajo que la vida le había dado.

Una mañana calurosa, como todas en la costa norte, cuando don José se sentaba en una silla en las afueras de su negocio a recibir el sol del amanecer, llego un una persona la cual le dijo: — muy buenos días, me llamo Carlos Gómez. soy un profesor de literatura. —muy buenos días profesor Carlos, soy José María para servirle. —muy bonito negocio tiene, con mucha clientela y muy popular en toda esta zona norte. —muchas gracias, señor. —usted es muy inteligente ¿sabe leer y escribir? —¡No y ni quiero! —¿Pero por qué no quiere? —Le contare mi historia. —Adelante lo escuchare.

Hace mucho tiempo vivía en un pueblo del Morazán, Yoro en el cual yo era el campanero de la iglesia y me pagaban una modesta cantidad de dinero, que gracias a mi padre aprendí a tocar para cada ocasión, pero llego un momento en el que necesitaba saber leer y escribir.

Pero como no sabía leer y escribir entonces tuve que dejar de ser el campanero y enseñarle los toques a otra persona que si sabía escribir y leer, con ese dinero que me pagaron por enseñarle a tocar la campana me vine para aquí. Llegando, vi una señora que vendía naranjas en una esquina y pensé: si me gasto este dinero no tendré nada mas, entonces decidí comprar un saco de naranjas y me puse a vender en otra esquina.

Fue tan bueno el negocio que compre dos, tres sacos de naranja, confites, etc… hasta formar una especie de chiclera y ahora tengo todo esto. ve esos camiones, son míos. Ve esa señorita, es mi hija recién graduada de abogada en la UNAH. Tengo un hijo estudiando en una de las mejores universidades de los Estados Unidos. Si yo hubiera aprendido a leer y escribir estuviera siempre tocando las campanas, entonces ya ve profesor porque no quiero aprender a leer y escribir.

domingo, 15 de enero de 2012

Cine, Música Y Literatura

Nos abrazamos, reímos, lloramos, destapamos cervezas, encendemos un cigarrillo, todo esto mientras hablamos de literatura, escuchamos música o vemos una buena película. Y es que tienen algo muy en común, nos ponen a soñar despiertos, hasta parece que se complementan entre si.

El cine nos convierte en superhéroes, nos hace llorar, nos da suspenso, nos mantiene pegados a la pantalla del televisor tratando de desenredar la trama de la película a veces hasta prediciendo lo que acontecerá. Quien no ha visto El Titanic, quien no ha llorado viendo En Busca De La Felicidad de Will Smith, quien no ha estado trémulo con las películas de Saw, quien no ha visto a Morgan Freeman en sus diferentes actuaciones y así muchas otras películas y actores que nos han hecho soñar a lo largo de la historia, el cine es la puesta en escena de un libro, por cierto les recomiendo The Shawshank Redemption con actuaciones espectaculares de Tim Robins y Morgan Freeman.

La música siempre es la que le da alegría o tristes recuerdos a las personas sea cual sea el género musical que le guste, algunos se emborrachan con rancheras, con Pink Floyd, Bachatas o con reggaetón. El gusto por la música depende mucho de la subjetividad de las personas, algunos lloran escuchando rancheras, otros escuchando a The Beatles  o lloran escuchando a José José. Al final la música es la que le da sentido al oído y la que nos mantiene vivos soñando con cada letra, tarareando pequeñas partes todo el día.

De la literatura se nutre el cine y la música, cuando hablamos de literatura recordamos a García Márquez, a Shakespeare, Saramago, Vargas Llosa, Neruda, Octavio paz, Carlos Fuentes, Borges y a muchos más que de algo irreal nos ponen a construir mundos en nuestro cerebro, a releer en la mente aunque no tengamos el libro en la mano, nos ponen a soñar y a inventar escenas tan paradisiacas que solo nosotros somos capaces de imaginar.

La literatura es la verdadera máquina del tiempo que nos pone en el pasado o en el futuro cada vez que abrimos un libro. Muy pocas personas son las que leen y algunos hasta se atreven a decir que es una pérdida de tiempo, pero lo que no saben es que es un viaje muy confortable al abrir un libro que no se los dará ninguna telenovela.

Hablando de viajes, los dejo tengo un elefante varado casi por un mes en Portugal que tiene que llegar a Viena, no va llegar solo, me voy a leer El Viaje Del Elefante de José Saramago.

viernes, 6 de enero de 2012

Pensamientos y preguntas

Encendemos un cigarro en medio de la nada mientras nos tomamos unas cervezas con los amigos y conversamos del pasado, sonreímos con los recuerdos, lloramos en la soledad. También vivimos explicándonos ideales que nos hacen vernos merluzos al descifrar el sentido verdadero de la vida.

La vida está envuelta en una telaraña de incertidumbres que nadie nos descifrara, por un lado unos sonriendo otros enojados, unos buscando el amor de su vida otros buscando que comer, unos buscando la felicidad otros dejándola ir, unos peleando por religión otros siendo ateos sin importarles nada, unos mueren en guerras de políticos otros acumulan dinero de esas guerras, unos quejándose otros siendo optimistas crónicos. La verdad es que nadie dijo que era fácil.

Hay muchas preguntas en el aire como ¿Por qué estamos aquí? ¿De donde venimos y para donde vamos? Preguntas que tal vez nunca tengamos una respuesta que la acepte el mundo por unanimidad, tal vez estamos aqui para no tomarnos nada en serio, buscando una verdad que tal vez no exista o tal vez nuestros pensamientos no nos hacen descubrirla, una verdad que tal vez sea la unión de todas las mentiras.

Siendo jóvenes la naturaleza misma nos invita a ser felices sin importarnos ningún problema que agobie a la humanidad, a ser libres, revolucionarios. Siendo jóvenes nada nos detiene, nunca deberíamos dejar de ser jóvenes aunque la piel demuestre lo contrario, unamos esa experiencia con la juventud, con todo lo que nos hace felices, con todo lo que nos hace sonreir y que ya no importe nada porque al final todo termina.

La vida es eso que pasa mientras te ves al espejo para peinarte.