A la mayoría, los ojos se les llenan de agua para estas fechas decembrinas, por recordar a sus familiares que están lejos o a los que ya solo están en el recuerdo, en la memoria, en esa película del pasado que se hace presente cada vez que se cierran los ojos. Fechas que hasta ya tienen sus canciones para hacer más recordable esos momentos. Cosas muy tristes.
Todo termina, es lo único que sabemos, los días pasan y las noches nos mantienen soñando en nuevos amaneceres, nuevos objetivos que se trazan para cada nuevo año, algunos lógicos y alcanzables, otros muy predecibles y hasta toscos como; bajar de peso, dejar la adicción al alcohol, al cigarro, como si eso no estuviera dentro del plan de la vida de un ser civilizado y racional.
Los verdaderos objetivos deberían ser; preocuparse por aprender cosas nuevas, hacer de la familia un refugio de amor y paz, comenzar a leer, y si es a los mejores literatos sería excelente, ser autodidactas, rodearnos de personas que valgan tanto la pena que en cada conversación nos dejen un buen sabor en la imaginación, que nos hagan reír, en fin tener un buen gusto de la vida para que cuando muramos, lo hagamos con una sonrisa.
Ustedes se pondrán sus objetivos, los míos no tienen fechas límites, las míos comienzan el momento menos inesperado y culminan, a veces, cuando todavía los estoy llevando a cabo. Solo les deseo que estén siempre bien y que para este nuevo año, lleno de muchos mitos, sean mejores en todo sentido. Que la fuerza que mueve a esto que llamamos mundo los mantenga con muchas sonrisas. ¡Feliz año nuevo, amigos!
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